Aunque pueda sonar como un tratamiento futurista, la terapia láser se ha
empleado para combatir la caída del cabello desde hace más de 40 años. Desde
entonces, esta técnica se ha ido perfeccionando para mejorar los resultados y
las comodidades en los pacientes, incrementando así mismo su accesibilidad.
Aunque no es uno de los tratamientos más empleados, se trata de una alternativa
que ha demostrado un excelente rendimiento para promover el crecimiento del
cabello.
Este procedimiento, también conocido como terapia de luz roja, emplea una clase de láser de baja intensidad
que, al ser completamente inofensivo, no representa un riesgo para provocar
quemaduras o marcas en la piel de ninguna clase. Este haz de luz es capaz de
penetrar a través de las distintas capas de la piel, en este caso del cuero
cabelludo, y llegar a los folículos capilares.
La terapia láser para la caída del cabello consiste básicamente en
despertar a las adormecidas células del cuero cabelludo. La energía luminosa,
cuidadosamente calibrada, estimula y mejora la función celular, reactivando el
desarrollo natural del cabello y evitando su pérdida. La circulación sanguínea
se mejora y los procesos metabólicos necesarios para el crecimiento del cabello
se aceleran en la zona de aplicación.
Hombres y mujeres que presentan adelgazamiento del cabello o patrones de
calvicie por razones hereditarias, pueden beneficiarse de este tratamiento. El
efecto dañino de los altos niveles de dihydrotestosterona (DHT), que causa la
alopecia androgénica, son inhibidos por la terapia láser sin la necesidad de
tomar productos químicos que regulen la actividad hormonal.
En todos los años de aplicación de este método, no se han encontrado
efectos adversos. Los pacientes no sienten ningún dolor y no presentan
cicatrices ni señales de haber seguido un procedimiento para detener la caída
del cabello. Al emplear como única herramienta un haz de luz, el tratamiento es
completamente no invasivo.
Las personas que han seguido la terapia láser en el pasado han reportado
mejoras en su condición en pocas semanas, pero es a partir de las 12 a 26
semanas de aplicación que los resultados pueden ser permanentes. Por lo regular
se prescribe este tratamiento por una duración mínima de 6 meses a un año de
aplicaciones constantes.
Durante este tiempo, no hace falta tomar medicamentos secundarios de
ninguna clase ni seguir dietas específicas que impongan restricciones al
consumo diario. De cualquier manera, siempre es conveniente mantener una
alimentación saludable para aportar a los folículos capilares los nutrientes
necesarios para el crecimiento de fibras capilares fuertes.
Aunque se puede llevar a cabo en una clínica y bajo la supervisión de un
profesional, también es posible encontrar a la venta en el mercado los
artículos necesarios para seguir el tratamiento en casa, mejorando la
accesibilidad y la comodidad de los usuarios. En cualquier caso, los precios
pueden variar de los $400 a los $4000 dólares.
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